Los resultados de practicar el "deporte ráfaga" en el organismo son numerosos y entre ellos se observa: Durante la infancia: mayor desarrollo de estatura, masa muscular, reflejos y agilidad. En adultos: favorece la buena circulación sanguínea, capacidad pulmonar y limpieza de las vías respiratorias. En general: el continuo movimiento del juego permite mejor sincronización del ritmo cardiaco (comprende los cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo aproximado de 24 horas) en el jugador. En cuanto a la salud mental, favorece el desarrollo de agilidad y lógica al analizar aspectos tácticos, además de que mejora el estado de alerta para prevenir cualquier tipo de ataque físico.